sábado, 12 de febrero de 2011

Subasta de las cartas del escritor checo Franz Kafka abre polémica



El plan de subastar el próximo 19 de abril en Berlín parte de la correspondencia del escritor checo Franz Kafka tiene por estos días una fuerte oposición porque varias instituciones culturales de origen alemán consideran que no es acertado licitar un legado tan importante ya que, de este modo, las piezas se dispersarían por el mundo y sería difícil apreciarlas en conjunto.

Para acentuar su posición al respecto, las autoridades de corporaciones como la Academia Alemana para Lengua y Poesía, la Fundación por el Patrimonio Cultural Prusiano y el Instituto Goethe publicaron una carta abierta en la cual insisten en transformar en pública la colección que se desea llevar a subasta por una cifra cercana al medio millón de euros para que, de ahora en adelante, todo investigador pueda acceder a su contenido sin inconvenientes.

El objetivo de estos grupos, tal como se desprende de la información proporcionada por “El Mundo”, es evitar que los mensajes que intercambió Kafka con su hermana Ottilie queden distribuidos por el mundo, razón por la cual lanzaron un pedido de apoyo financiero para que el Archivo Literario Alemán de Marbach pueda obtener el material.

El tesoro a rescatar, según trascendió, consta de 45 cartas, 32 postales y 34 postales ilustradas que quedaron en poder de la casa de subastas J.A. Stargardt por voluntad de un nieto de Ottilie, quien había logrado recuperar esa correspondencia que, tras estar custodiadas durante décadas por las sobrinas de Franz Kafka, permanecieron en calidad de préstamo en la Biblioteca de la Universidad de Oxford.

Si bien existen en el mundo personas adineradas que pueden llegar a interesarse por esta correspondencia, por tratarse de documentos vinculados a un gran exponente del ámbito literario no es aconsejable que se pierda su rastro. Para poder preservarlas y estudiarlas, pues, la mejor opción es destinar las cartas a alguna institución que las conserve en un mismo lugar, algo que podría cumplirse si el Archivo Literario Alemán de Marbach se queda con ellas.Verónica Gudiña/LIVDUCA

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