lunes, 24 de abril de 2017

Libros que matan

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Los libros más curiosos de la historia, se encuentran en la Biblioteca de Michigan.  Hoy nos referiremos a cuatro de los que son considerados letales.
El primero de ellos por ser fuente directa de inspiración para cometer atroces crímenes, hecho que ha sido corroborado con la confesión de un sicópata asesino. El libro en cuestión es El Coleccionista de Jhon Fowles, cuya trama desarrolla la historia de un psicópata quien decide secuestrar a una joven solo por el placer de hacerlo, secuestrada la mujer es escondida en una alejada cabaña en medio del bosque para poder  realizar con ella experimentos  de tortura y vejámenes con el fin de añadirla a una extraña colección de libros que poseía. El peligro de esta obra literaria se manifiesta cuando llega al lector equivocado, tal es el caso de homicidas.

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El Necromicón ocupa un sitio en la citada biblioteca , porque fue ideado por el famoso maestro estadounidense de la ciencia ficción H.H. Lovecraft, alrededor del año 1700, contienen sus páginas infinidad de invocaciones demoníacas, ritos satánicos e instrucciones malignas, los cuales —según opinión de expertos—,  pueden llegar a ser poderosos en manos equivocadas. Se dice que podría influir en la destrucción de la humanidad. El nombre de este libro “mágico” fue mencionado por primera vez  en el año 1921 en el cuento The hound (El sabueso). Se cree que su autor fue el árabe Abdul Alhazred reconocido como “el árabe loco”.

Finalmente tenemos a dos casos muy particulares, el libro Sombras de los Muros de la Muerte de (Shadows from the Walls of Death ) escrito en 1874 y cuyo autor es el galeno estadounidense Robert Kedzie  y el segundo, fue elaborado por un estudiante que investigó acerca de los efectos negativos del arsénico en los seres humanos.


papel tapiz

El estudiante en cuestión se basó en el papel tapiz para decorar casas  considerado el causante de que varias personas enfermaran y hasta murieran. Para confirmar su teoría recolectó muestras del papel tapiz que se creía contaminado, con ellas armó un libro bellos por los diseños del tapiz, pero mortal al contacto con las personas El libro se encuentra bajo llave y sus páginas debidamente  en capsuladas.

Con relación al  médico Kedzie, cuando se le preguntó por qué había escrito  y armado un libro mortal, la respuesta fue: “para salvar vidas”
La respuesta de suyo, tan contradictoria amerita que conozcamos parte de esa peculiar historia:

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A mediados del siglo XIX el papel pintado era muy popular en los hogares de toda Norteamérica. , Kedzie, trabajaba para dentro del sistema de sanidad y un buen día se percató del grave problema de salud a su alrededor del que poca gente era consciente. Y es que en esa época uno de los ingredientes para preparar y conseguir un buen secado de la pintura para destacar su  peculiar color verde, no era otro que el arsénico.

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Ese veneno que se va acumulando en el organismo de manera progresiva,  no es otro que el arsénico, es así que aunque no hubiera grandes cantidades de esa sustancia en el papel pintado, lo cierto es que con los años se va convirtiendo en la principal causa de graves problemas de salud, con posibilidad de muerte. Tres gramos son suficientes bastan para matar a una persona,  Kedzie lo sabía y por ello inició una campaña para alertar del uso industrial del arsénico, no tuvo mucho éxito por lo que se dio cuenta que necesitaba un golpe de efecto.




Nació entonces Shadows from the Walls of Death. Recorrió todas las casas que pudo donde sabía que tenían papel pintado tóxico y logró conseguir varias muestras, las cuales cortadas en tamaños homogéneos fueron encuadernadas y presentadas como libros, fueron cien ejemplares que quedaron vistosos y hasta bellos. Personalmente los distribuyó y las llevó a las librerías de la ciudad, anunciando su toxicidad en cada uno de ellos con la siguiente cita bíblica:

Y examinará la plaga; y si se vieren manchas en las paredes de la casa, manchas verdosas o rojizas, las cuales parecieren más profundas que la superficie de la pared, el sacerdote saldrá de la casa a la puerta de ella, y cerrará la casa por siete días. Y al séptimo día volverá el sacerdote, y la examinará; y si la plaga se hubiere extendido en las paredes de la casa, entonces mandará el sacerdote, y arrancarán las piedras en que estuviere la plaga, y las echarán fuera de la ciudad en lugar inmundo.

El médico fue más allá, pues se encargó de publicar un falso comunicado diciendo que una mujer se había envenenado al hojear uno de sus libros Fue parte de su genial  campaña de concienciación sobre el uso del arsénico. Los resultados paulatinamente fueron evidentes, pues se fue abandonando el uso de este veneno en productos de uso diario.

Existen dos ejemplares de este libro,  cuyas ochenta y seis páginas no contienen palabra alguna, excepto la cita bíblica. Se asemeja a un catálogo de papel tapiz. 

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